Hotel camino de santiago en los tomillares
Desglosando Hotel camino de santiago en los tomillares
Hace siglos que la vieira que se encuentra típicamente en la costa del mar de Galicia, es el símbolo del Camino de la ciudad de Santiago, y de sus peregrinos. En el pasado los peregrinos, al regreso a sus países de origen, lo llevaban puesto encima de su habito o en el sombrero.
Una senda trazada sobre la carretera y con vistas al pueblo de Lumbier nos lleva a bajar de forma rápida por la ladera de la montaña. Sigue guiándonos entre un pequeño pinar, a cuya salida abrimos un portillo para entrar en una pista. Más adelante, pasado un paso canadiense en la zona del barranco Basobar.
Otros motivos por lo que realizar el Camino de la ciudad de Santiago pueden ser por motivos deportivos, para ponerse en forma, para conocer gente nueva, como un reto personal, para recobrar la voluntad o simplemente para desconectar de la rutina.
La Vía de Plata es un trazado bien señalizado, donde las flechas amarillas destacan por su abundancia, lo que agradeceremos para no perdernos en los extensos dominios andaluces y extremeños. En esta comunidad existen además de esto unos pequeños bloques de grano con azulejos de diferentes colores Hotel camino de santiago en los tomillares.
Giramos a la izquierda para ganar una pequeña loma y tomamos un desvío a mano derecha que nos planta nuevamente en otra pista de concentración. Traspasado el límite entre las provincias de Huesca y la entrante Zaragoza, accedemos al barranco de Sobresechos.
Bajamos así hasta el puente del río Ultzama y la ermita de la Trinidad de Arre, que aún luce su ábside románico. OJO, A la salida de Irotz existe una variante señalizada que va por un camino fluvial pero que no pasa ni por Zabaldika, con su iglesia y su albergue, ni por el puente de Trinidad de Arre.
Hay una curiosidad que la mayoría de las personas se le escapa y que hay una bifurcación llegados a la localidad de San Vicente de la Barquera, con una historia de 500 años, llamada, el Camino Lebaniego, así que, no te puedes quedar sin verlo.
Junto a la iglesia de Santa María, testigo mudo del paso de millones de peregrinos durante la historia, se cruza por última vez el río Aragón para subir a Rocaforte. Entonces, pistas y sendas dibujadas entre las sierras de Aibar y Salajones toman la iniciativa para coronar el primer alto.
Tras un día de montaña carente de núcleos habitados, la segunda etapa promete un guion diferente. Hasta Espinal, pasando ya antes por Burguete, el perfil es llano y alterna tramos boscosos con extensos prados. Ahora brinca a escena el val de Erro haciendo gala de sus hayedos y robledales.
Dejamos Santa Cilia por una cabañera y ciertas rodadas pegadas a la nacional tras las que conseguimos restar dos kilómetros y medio más al total de la etapa. Llegando al punto kilométrico trescientos, cruzamos la N-240 y dejamos el campin Pirineos a mano derecha.
Enseguida, ya antes del punto kilométrico doscientos ochenta y ocho de la N-doscientos cuarenta, se cruza la carretera y se deja por la derecha. Más adelante se vuelve a cruzar para coger un camino que llega hasta el barranco de Atarés, que salvamos por una pasarela acondicionada en el Año Beato.
De Ferrol a S. de Compostela transcurren 120 Km llenos de historia y patrimonio, donde el verde predomina en todos y cada etapa y la tranquilidad nos acompaña en un Camino de Santiago distanciado de la manifestación existente de otras sendas.
Junto al puente se halla el bar y el albergue La Parada de Zuriain, que se inaugurará en dos mil catorce. Salimos a la N-135 y seguimos de forma cuidadosa unas rodadas junto al arcén. Cogemos el desvío de Ilurdotz y volvemos a cruzar el Arga para dirigimos hasta Irotz.
Cogemos una pista y a los setecientos metros dejamos de lado el sitio donde se situaba la Venta del Puerto, antigua posada de la que hoy no quedan más que restos. Después la bajada se hace más patente, nos lleva a abrir y cerrar un par de portillos y nos sorprende con algún tramo de peldaños.