Albergue de teo camino de santiago
Desglosando Albergue de teo camino de santiago
Kilómetro y medio después cruzamos el puente de la Magdalena sobre el río Arga. A la salida, a mano izquierda, se halla el desvío hacia el albergue Casa Paderborn. El Camino continúa a la derecha hacia un paso regulado por semáforos. Seguimos por el foso de las murallas, en concreto junto al Baluarte de Nuestra Señora de Guadalupe.
Junto a la iglesia de Santa María, testigo mudo del paso de millones de peregrinos a lo largo de la historia, se cruza por última vez el río Aragón para subir a Rocaforte. Entonces, pistas y sendas dibujadas entre las sierras de Aibar y Salajones toman la iniciativa para coronar el primer alto.
Pasados veinte minutos se sale de nuevo a la nacional a la altura de la Botiguera para cruzar el río Gas y llegar junto a la caseta del Municionero. Un poste de madera del GR seiscientos cincuenta y tres señala el desvío hacia Atarés y San Juan de la Peña.
El siguiente tramo no defrauda en absoluto. Resguardados entre árboles y matorral vamos en busca del río Arga y solucionamos un rápido descenso hasta la misma ribera, llegando casi a rozar el agua. Pegados al cauce llegamos hasta el puente de Zuriain.
Hace siglos que la vieira que se halla típicamente en la costa del mar de Galicia, es el símbolo del Camino de la ciudad de Santiago, y de sus peregrinos. En el pasado los peregrinos, al regreso a sus países de origen, lo llevaban puesto encima de su habito o en el sombrero.
Tras un día de montaña carente de núcleos habitados, la segunda etapa promete un guion diferente. Hasta Espinal, pasando antes por Burguete, el perfil es llano y alterna tramos frondosos con extensos prados. Ahora brinca a escena el val de Erro haciendo gala de sus hayedos y robledales.
El río Miño espera a las puertas del territorio gallego a los peregrinos que vienen desde Portugal. Durante siglos la primordial opción era desviarse hacia el interior dirección a Tui, pero siguiendo el recorrido por la costa al llegar a tierras gallegas se puede hacer de una forma diferente.
El Camino Portugués se compone por una senda por norma general llana y transitable todo el año, discurre entre acantilados, montes y estuarios. Se empieza en la importante urbe de Oporto y atraviesa urbes como Póvoa de Varmiz, Viana do Costelo, etc.
Cogemos una pista y a los setecientos metros dejamos a un lado el sitio donde se situaba la Venta del Puerto, vieja posada de la que hoy no quedan más que restos. Después la bajada se hace más patente, nos lleva a abrir y cerrar un par de portillos y nos sorprende con algún tramo de peldaños.
Una señal de madera y un mojón jacobeo labrado con las distancias a Santiago de Compostela y Undués de Lerda, última población aragonesa, incita a dar el paso inicial. Ahora se bajan unas escaleras que se encuentran al lado del mojón.
El Camino Francés es el mejor señalizado, salvando la picaresca de algún hostelero que procura llevar al peregrino a la puerta de su establecimiento, provocando de esta forma pequeños desvíos de la senda oficial, es el que cuenta con mayor red de albergues públicos.
Giramos a la izquierda para ganar una pequeña loma y tomamos un desvío a mano derecha que nos planta de nuevo en otra pista de concentración. Traspasado el límite entre las provincias de Huesca y la entrante Zaragoza, accedemos al acantilado de Sobresechos.
Amplias avenidas conducen desde los albergues al Hostal de San Marcos, a riberas del río Bernesga. Otros cinco kilómetros urbanos, incluyendo un polígono, aproximan hasta la Virgen del Camino, a cuya salida se decide si continuar por la variación de Villar de Mazarife o por el Camino Francés más histórico.
Descendemos bruscamente y pasamos detrás del hotel Aragón y la histórica venta de Esculabolsas , vieja posada de caminantes y mercaderes. Tras salvar un regato de agua andamos unos metros campo a través y cruzamos la carretera A-1603 que sube a Santa Cruz de la Serós.